Esta teoría es ampliamente aceptada, si bien el historiador británico David Knight la rechaza e intenta probar la real existencia del rey Lucio.
Estos tres reyes britanos son inverosímilmente situados en el siglo II de nuestra era, o sea, durante la época en que Britania era históricamente una provincia del Imperio Romano.
Aprovechando las relaciones políticas con el Imperio, al que debía su familia el poder -como reyes clientes-, Lucio se dirigió a Roma para conocer la floreciente iglesia cristiana de la capital.
El papa San Eleuterio le envió entonces a los misioneros Fugano e Duviano, que le bautizaron y que crearon las primeras diócesis en territorio británico.
Según estas fuentes, Lucio habría muerto en el año 156 -lo que sería incompatible con el pontificado de Eleuterio, situado dos décadas después- sin dejar ningún heredero al trono; esta circunstancia habría echado por tierra su obra cristianizadora.