En los años cuarenta se traslada a Caracas, trabaja en Cartografía Nacional y en el Ministerio de Fomento como dibujante técnico.
Esta etapa representó un importante momento en su actividad artística y el inicio de su carrera en el mundo del arte.
En su trabajo se aprecia el carácter religioso y el apego a las tradiciones populares que aparecen en muchas de sus obras urbanas: iglesias, procesiones de Semana Santa o Carnaval.
En 1964 participó en el X Salón D’Empaire y un año después en el XXVI Salón Oficial con dos acuarelas sobre papel (Evocación de la ciudad con lago y Plaza popular).
A mediados de los años setenta incorporó un nuevo tema de estudio en su obra: la abstracción, en la que experimentó con papeles recortados y pegados sobre distintas superficies, intervenidas con creyones y pasteles, guaches y tintas, o sobre superficies impresas, como patrones de costura.