[1] Dos jóvenes han subido a unos zancos que les proporcionan gran altura, al tiempo que marchan, junto a dos majos de a pie tocando la dulzaina —eco del Pastor tocando la dulzaina, de serie anterior—, hacia una ventana donde se asoma una joven.
Se aprecian grupos de embozados y con sombreros de ala ancha que contemplan la escena festiva.
En este punto posee parecido con La maja y los embozados, de la segunda serie.
A primera vista pudiese parecer una escena sencilla, pero el sentido oculto es la lucha de los equilibristas por mantenerse en pie y el flirteo con la dama de la ventana.
Goya quiso reflejar aquí lo difícil que es enfrentarse al mundo real.