Los renglones torcidos de Dios (película mexicana)

El paciente Ignacio (Alejandro Camacho) llama su atención por su aparente normalidad, pero éste esconde un oscuro secreto, su fobia al agua.

Esto la enemista definitivamente con Álvar y cuando le conceden su entrevista con su cliente, Del Olmo, éste no es quien ella conocía y su situación empeora, pues eso determina que será tratada en breve con electroshocks.

Después de fugarse la noticia se corre por los medios y es devuelta al manicomio por unos camioneros a los que había hecho autostop.

A su vuelta al manicomio los enfermos se rebelan para pedir la salida de Alicia, y los doctores elaboran una carta para que esto se realice y piden la destitución de Alvar.

Sin embargo, Alvar indignado renuncia voluntariamente y la doctora Bernardos (Manola Saavedra) ocupa su lugar.