Los paraísos artificiales es el nombre con el que se conocen una serie de ensayos de Charles Baudelaire publicados por separado en dos fechas distintas.
Posteriormente este artículo se convertirá en el "Poema del haschisch".
La expresión tuvo éxito, y las palabras "paraísos artificiales" designan en la actualidad toda droga (en particular las alucinógenas como la mescalina o el LSD) consumida con el objeto de estimular la creatividad poética y la invención de imágenes inéditas.
Estas experiencias con las drogas (que pueden llegar a la dependencia o la intoxicación, como Thomas de Quincey) y, de una manera más general, un camino que comporta riesgos importantes para la estabilidad mental, se integra en la concepción decadentista de los llamados poetas malditos.
La obra se divide en dos partes: Un comedor de opio y El poema del hachís.