Los niños perdidos

Se oyen ruidos de bombardeos con aviones y voces que describen horrores guerras.

Cuca está tan asustado que quiere irse, Tuso también, pero decide quedarse en cambio de libertad en el juego.

Tuso explica que odia las canciones franquistas porque le lanzaron del puente al río mientras las cantaban.

Entonces, Tuso mira y se queda aterrorizado, él describe “la mala” diciendo que se ríe, pero no tiene dientes, no huele, le sale sangre de su nariz torcida, tiene una maroma en el ojo blanco y su cara es amarilla.

Entonces Tuso decidió empujarla debajo de la escalera y ella se murió.

La proyección de Lázaro pide que el abra la puerta porque son fantasía.

La obra se concluye con los tres niños que saludan a su amigo una última vez.

Laila Ripoll no nos muestra solamente las fealdades y las crueldades de la dictadura, sino que en esta pieza se ven claramente los efectos del lavado de cerebro que sufrieron los niños del franquismo, los más inocentes en aquella situación.

Él se formó en Alemania y tuvo la posibilidad de estudiar las teorías racistas del los Nacionalsocialistas.

Según Vallejo, la raza hispánica necesitaba ser protegida con su masculinidad, su nacionalismo y su fe católica contra la contaminación llevada por la raza “roja”, constituida por personas que eran afectada por patologías mentales por causa de sus tendencias marxistas, comunistas y democráticas.

Laila Ripoll utilizó documentos históricos y textos de la época en la que ambienta su obra.

«Memoria storica e teatro contemporaneo: Los niños perdidos di Laila Ripoll».