Aunque han logrado consolidar su nombre artístico a lo largo del tiempo, principalmente por la calidad de su producción, su trayectoria ha sido muy incierta desde el principio, con constantes cambios entre sus componentes y pasando años sin grabar disco.
Lograr encajar un elemento nuevo en un grupo que se caracteriza por tener unas voces singulares y una idiosincrasia muy particular, no es tarea fácil, sin descomponer la figura.
Creadores de un estilo propio, e innovadores en su música, su cante ha ido principalmente dirigido a la Virgen del Rocío, y a todo el entorno de su singular romería; el camino, el salto de la reja, las tradiciones rocieras, las marismas (de las que toman su nombre), a toda Huelva y tantas otras estampas rocieras pregonadas por ellos.
Los Marismeños incorporaron el bajo entre otros instrumentos para hacer sevillanas, elementos eléctricos y secuencias, influidos por artistas contemporáneos de otros estilos musicales, aportando incluso guitarras eléctricas a los fandangos, revolucionando y dando otro aire al mundo de las sevillanas.
En sus numerosas giras internacionales (Festival de Viña del Mar, etc.) sus detalles y maneras fueron tomadas por muchos grupos que los consideraron referencia vanguardista, que los han seguido por su forma de hacer, manera de moverse innata sobre el escenario o ropas, que hasta el momento vistían pocos grupos de sevillanas.