Sin saber ya qué hacer, decidieron pedir ayuda y asesoramiento al duque de Lancaster, que había luchado con los portugueses contra el reino de Castilla y conocía bien a los portugueses.
Junto con las cartas también le llegó la petición del Duque de Lancaster.
Once de los caballeros partieron por mar, pero el más valiente de todos, Álvaro Gonçalves Coutinho, conocido como O Magriço (El Demacrado), decidió seguir con su caballo por tierra para «conhecer terras e águas estranhas, várias gentes e leis e várias manhas» ("conocer tierras y aguas extrañas, varias gentes y leyes y varias mañas"), asegurando, no obstante, que estaría presente en el lugar a tiempo.
Resulta que cuando llegó el día del torneo O Magriço no estaba presente, para consternación de sus compañeros, que se vieron reducidos a ser once jinetes contra los doce caballeros de Inglaterra.
Las damas estaban ya vestidas de negro, visto que en una hora todo iba a perderse.