Lord Monboddo

En la actualidad se lo conoce fundamentalmente por haber sido el fundador de la filología comparada (Hobbs, 1992).

Ofreció para ello una explicación que anticipa el principio de la selección natural de Charles Darwin, y por ello, aunque nunca desarrolló su teoría buscando pruebas biológicas en el sentido moderno, es visto como un precursor directo del evolucionismo darwiniano (Watt, 1985), (Bailey, 2005), (Cloyd, 1972).

Tras haber sido educado primeramente en la escuela parroquial de Laurencekirk, pasó al Marischal College, en Aberdeen, donde se graduó en 1729.

La hija menor, Elizabeth Burnett, fue toda una celebridad en la Edimburgo de la época, conocida por su belleza y amabilidad.

Entre los huéspedes más asiduos se encontraban Robert Burns, el doctor Samuel Johnson y James Boswell.

Otros, como Adam Smith o David Hume, también acudían cuando estaban en Escocia.

Durante aquellas cenas, Monboddo exponía sus teorías científicas y filosóficas, haciéndose famoso por la extravagancia con que eran vistas algunas de ellas.

Sus discusiones eran por lo demás muy apreciadas: todos los años, Monboddo viajaba a caballo a Londres, donde era recibido en Hampton Court por el Rey, quien disfrutaba de las coloridas discusiones de Monboddo (Watt, 1985).

Su trabajo sobre la evolución del lenguaje se desviaba así de todas las teorías existentes hasta aquel momento, y además es meritorio si se tiene en cuenta el hecho de que Monboddo estaba parcialmente sordo.

Esta tesis, aunque fácil de aceptar como justa en la actualidad, en sus tiempos rayaba la herejía, al presuponer que las lenguas podrían no haber surgido por inspiración divina, y le causó problemas con el clero presbiteriano escocés.

Para realizar este análisis, Monboddo estudió con gran detalle varias lenguas habladas por pueblos posteriormente colonizados por Europa, incluyendo las de los Caribe, esquimales, hurones, algonquinos, peruanos (¿quechua?)

Buffon, curiosamente, se carteaba a menudo con Monboddo, e intercambiaba con él opiniones e ideas respecto al origen común entre hombres y simios; así como Buffon rechazaba dicho origen común, Monboddo no opinaba lo mismo y argumentaba que al menos los simios antropoides debían de estar emparentados con el ser humano.

Así, a menudo decía que seguía los preceptos de los antiguos griegos para mantener la forma física.

De esta manera, un día en que llovía a raudales, al salir del tribunal, se quitó la peluca, la dejó en su silla de manos, y tranquilamente se fue andando a casa bajo la lluvia.

El viejo parlamento escocés, sede del Tribunal supremo de Escocia en el que ejerció Lord Monboddo.