El yacimiento comprende un poblado y una necrópolis que data de los siglos VI y V a. C., lo que corresponde a la fase del ibérico antiguo.
La necrópolis, excavada en su totalidad, conserva restos de dieciocho túmulos funerarios, formados por amontonamiento de piedras y tierras.
En su interior se construyeron pequeñas cámaras funerarias o cistas en las que se depositaron ajuares y urnas que contenían los restos incinerados de los difuntos.
El poblado corresponde a la cultura de Hallstatt y en él se hallaron casas rectangulares, ordenadas en dos filas, en torno a una calle central que cruza el poblado.
En el asentamiento se han identificado varias fases de ocupación.