La investigación determinó que, al no poder ver el faro del cabo Otway, tener cronómetros defectuosos a bordo y no haber podido tomar una lectura para establecer su posición exacta debido a las malas condiciones meteorológicas de los días anteriores, Gibbs no era consciente de lo cerca que estaba de la costa.
El barco se hundió a los 10 o 15 minutos de chocar contra el arrecife.
No existe parecido físico ni cartográfico alguno, los barcos están obligados a detenerse fuera de los Heads para tomar un práctico, y Loch Ard nunca entró en el desfiladero.
Los dos únicos supervivientes del naufragio fueron Eva Carmichael, que sobrevivió aferrada a una viga durante cinco horas, y Thomas Pearce, un aprendiz que se aferró al casco volcado de un bote salvavidas.
Pearce llegó primero a la orilla, luego oyó los gritos de Carmichael y volvió al océano para rescatarla.