[2][3][4] Se tiene constancia que desde 1896 estas lluvias de color han tenido lugar varias veces.[5] En un principio se pensó que las inusitadas lluvias eran debidas a partículas.Allí se vio una especie de lluvia roja, atribuida a residuos de óxido en suspensión que llegaron arrastrados por fuertes vientos.[7] Posteriormente, en 2010, se habría descubierto que estas células serían inertes a temperatura normal, no tienen rastros de ADN, presentan características extremófilas y que incluso serían capaces de reproducirse a 121 grados centígrados (algo que no sucede en organismos extremófilos conocidos).[8][7] En el 2015 quedó establecido por las principales corrientes científicas que serían esporas del alga Trentepohlia.