Tras derrotar al Imperio bizantino en Rávena, logrando finalmente que el Exarcado de Rávena fuese lombardo, Liutprando avanzó hacia Roma por la Vía Cassia, pero salió a su encuentro en la antigua ciudad de Sutri el papa Gregorio II.
En este lugar, ambos llegaron a un acuerdo, por el cual Sutri y algunas ciudades de las colinas del Lacio se concedían al Papado, «como donación a los santos apóstoles Pedro y Pablo» según el Liber Pontificalis.
[1] En el año 725 ordenó realizar un apropiado entierro a los descuidados restos de Boecio en Pavía, en la Basilica di San Pietro in Ciel d'Oro, construyendo una adecuada sepultura.
[2] Fue un rey cercano a los papas y a la Iglesia católica; el papa Gregorio II convenció al rey lombardo de que no invadiese Roma, y este no solo abandonó la ciudad, sino que también donó el castillo de Sutri y los territorios localizados a su alrededor, donde más tarde se construiría el punto principal de los Estados Pontificios.
Su ley castigaba a aquellos padres que permitieran el matrimonio de sus hijas antes de los doce años, castigaba la bigamia y también el adulterio con penas severas como el azote para la mujer y asimismo como aquel que la sedujese moriría en el fuego.