Lioba
Su madre tuvo un sueño en el que ella concebiría al niño "elegido/amado" por Cristo.En 754, cuando Bonifacio estaba preparando un viaje misionero a Frisia, donde sufriría el martirio, le dio su hábito monástico a ella para indicar que, cuando él estuviera fuera, ella era su delegada.Tuvo un papel principal en la evangelización de la zona, y, durante su vida, se la atribuyó haber aplacado una tormenta con sólo su orden.Adicionalmente, los obispos en Fulda la consultarom, y era la única mujer a la que se permitía entrar en los monasterios de Fulda para asesorar a los líderes eclesiásticos en temas de regla monástica.[2] En sus últimos años, ella se retiró con unas pocas monjas anglosajonas a una finca cerca de Maguncia en Schornsheim.Sin embargo, cuando Lioba murió, fue colocada cerca de él, pero no en la misma tumba.Se le han atribuido diversos milagros, tanto en vida como después de la muerte.