La planta también se conoce como flax, flaz común o linseed, aunque su nombre científico es Linum usitatissimum,[1] de la familia Linaceae.
El trabajo que se requiere para transformar la planta en telas de lino es muy arduo pero la ropa hecha con ese material puede absorber hasta 20% de agua sin que se sienta húmedo, por estar compuesto primariamente por celulosa.
Es higroscópico, es decir, absorbe bien el sudor sin adherirse al cuerpo y evapora el agua rápidamente, lo que hace sentir como una prenda fresca.
Nahal Hemar, emplazamiento del Neolítico precerámico, cuenta con los primeros vestigios que se conocen en la fabricación de tejidos, concretamente el lino, alrededor del año 7500 a. C. [3]Se puede atestiguar también en Çatalhöyük, en la actual Turquía, hacia el 7000 a. C.[4] El cultivo de la planta se remonta a Egipto hasta el siglo IV a. C. Las momias egipcias solían estar envueltas en tejidos de lino.
La fibra cruda preparada para hilar, según su procedencia y clases de enriado, tiene un color blanquecino, rubio, tostado o gris claro acerado.
En el País Vasco, las labores del proceso completo para obtener la fibra del lino eran trabajos propios de las mujeres y los llevaban a cabo en comunidad vecinal tal como se recoge en testimonios de diferentes territorios.