Liberalismo político (libro)

Incluye una introducción añadida, el artículo «The Idea of Public Reason Revisited» (1997) — unas 60 páginas— y un índice del nuevo material.

El autor reconoce que en su libro anterior, Teoría de la justicia, las sociedades modernas se caracterizan por tener varias doctrinas razonables que no necesariamente son compatibles entre sí, ni aceptadas en un consenso por todos o casi todos los ciudadanos.

John Rawls plantea que toda sociedad requiere la existencia, de lo que él denomina, la “Estructura Básica”, sobre la cual emerge una teoría de justicia, utilitarismo, moralismo y teoría libertaria.

A tal pacto se pertenece por nacer en la sociedad, por tanto su participación es voluntaria y natural.

Basado en la teoría libertaria, considera que el Estado es un ente más de la estructura básica y que su misión solo se refiere a la atención de las instituciones sociales, sin perturbar la economía y las libertades individuales.

Rawls sostiene que este último, tiene un mayor poder explicativo para dilucidar la práctica política, por las siguientes razones: La idea de un consenso entrecruzado describe como el mismo en los terrenos políticos es, sus características, y lo que no debe ser, ni indiferente ni escéptico.

Así el liberalismo político se da sobre la base de una existencia de un régimen constitucional bien ordenado y basado en dos puntos: la resolución de los elementos constitucionales esenciales en materia de justicia básica que puedan resolverse apelando a los valores políticos y, el segundo, que los valores políticos expresados por sus principales ideales tengan el suficiente peso para prevalecer sobre todos los demás valores que podrían entrar en conflicto con ellos.

Después, se describen los pasos hacia un consenso constitucional, que busca enmendar las dificultades utópicas del consenso entrecruzado aplicando el mismo a un solo ente que busca ser universal para el estado.

La “razón pública” es el criterio demarcador que permite distinguir qué elementos pueden ser asumidos en el debate político y cuáles deben ser excluidos en virtud de estar vinculados con doctrinas comprehensivas del bien, sea a nivel ético-moral o religioso.

El ethos liberal moderno reconoce esta pluralidad de convicciones e invita a que las personas sean tolerantes entre sí, para así evitar daños a la convivencia pacífica, la justicia y la libertad entre los hombres.

Según algunas personas, tal posición es una falta de respeto hacia los individuos; pues, una persona no es considera como valiosa y digna de protección por derecho propio; por ende, tienen que aceptar bajos niveles de utilidad, siempre y cuando, forme parte del esquema que maximiza su utilidad total.