Estas leyes fueron enunciadas por el romanista Witold Mańczak, en varias publicaciones (1958, 1963, 1978, 1989).
La primera ley de Mańczak se refiere al hecho de que las lenguas buscan a menudo suprimir la variedad alomórfica en beneficio de la uniformidad y la simplicidad morfológica.
A este proceso de eliminación de alternativas equivalentes a veces se le llama nivelación analógica.
La formulación del propio Mańczak de esta generalización es: Estas dos leyes recogen el hecho de que los elementos "más ligeros" fónicamente, son los que son retenidos en mayor grado y son más resistentes al cambio.
Esta es una ley de alcance más restringido, referida básicamente a la onomástica, que afirma: