Los abolicionistas la apodaron "Ley del sabueso", por los perros que se utilizaban para localizar a los esclavos fugitivos.
Los negros libres fugados encontraron un refugio en el condado de Cass.
Se declaraba la improcedencia del habeas corpus, y el comisario, ante el que se llevaba al fugitivo para una audiencia, recibía una compensación de 10 dólares si determinaba que se había probado que el individuo era un fugitivo, y sólo 5 dólares si determinaba que la prueba era insuficiente..[5] No se permitía un jurado, y el presunto fugado no podía testificar.
[7] En 1855, la Corte Suprema de Wisconsin fue el primero y único tribunal superior de un estado que declaró inconstitucional la Ley del esclavo fugitivo, en el caso contra Joshua Glover y Sherman Booth.
En 1859, el caso llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos (Ableman vs.
Webster trató de hacer cumplir una ley que era extremadamente impopular en el Norte, y su Partido Whig volvió a descartarlo en la elección para candidato presidencial en 1852.
[12] Lincoln dejó hacer a Butler, pero revocó directivas más amplias dictadas por otros comandantes de la Unión que liberaban a todas los esclavos en los lugares que estaban bajo su control.
[11] La disposición, promovida por Lyman Trumbull, fue aprobada por votación casi unánime y establecía la emancipación militar como política oficial de la Unión, aunque sólo se aplicaba a las esclavos destinados por los esclavistas rebeldes a sostener la causa confederada.
[13] Hasta 1862, las fuerzas del ejército de la Unión devolvieron en algunas ocasiones los fugitivos a los esclavistas.