Se trasladaron a Cáceres y comenzó a trabajar como asistenta en casa un conocido abogado de Cáceres, ganando 7 pesetas al mes.
[1] Por las tardes, mientras cosía, contaba cuentos populares a las nueve criaturas de la familia.
[2][3] En 1966 el director de El Periódico Extremadura, Germán Sellers, le propuso a su jefe que Leoncia vendiera por las calles el diario.
A sus 63 años comenzó a desarrollar su nuevo oficio en donde el poco dinero que ganaba le suponía una ayuda para vivir y para pagar una habitación que tenía arrendada en el populoso barrio de Busquet.
[4] Deseaba que hubiera una noticia importante que le permitiera aumentar la tirada, sacar algo más de dinero,[3] y que pudiera anunciar a voz en grito por las calles de Cáceres.