En la versión para orquesta, Stravinski reutiliza gran parte de la música del segundo y tercer actos.
Posiblemente debido a esta reacción del público permitió que Diáguilev lo transformara en un ballet.
"Había destinado Le Chant du Rossignol para la sala de conciertos, y una representación coreográfica me pareció totalmente innecesaria", afirmó en su autobiografía.
Todos están fascinados por su canto e ignorar el verdadero Ruiseñor, que se marcha.
Los motivos de la historia incluyen lo natural frente a la artificial, con la yuxtaposición del ruiseñor real con su reemplazo mecánico.
Stravinski no grabó esta música durante sus extensas sesiones de grabación para Columbia Records.
[2] Sin Embargo, Fritz Reiner y la Orquesta Sinfónica de Chicago grabaron el ballet para RCA Víctor en "Living Stereo," un proceso pionero que usaba tres pistas de grabadores de cinta magnética y tres micrófonos, en el Chicago Orchestra Hall.