Probablemente a esta característica deba su nombre, que proviene del latín flexus.
Está incluida en la unidad urbana de Bergerac y en su área turística.
El segundo castillo fue parcialmente destruido durante la revolución francesa y luego transformado en un templo protestante.
[3] Desde la antigüedad sus arcillas permitieron el desarrollo de la alfarería, la teja y luego la loza hasta el siglo XIX.
Gracias a sus laderas soleadas, el cultivo de la vid siempre ha tenido en la localidad una gran importancia.