Ya en los años sesenta, siempre junto a su amigo Debravo, creó en San José el Círculo de Poetas Costarricenses, que influyó en la literatura de esa época y en las generaciones posteriores.
Albán lanzó en 1977 —ya después de haber publicado varios poemarios y un esbozo crítico de la poesía costarricense—, el Manifiesto trascendentalista junto con Julieta Dobles, Ronald Bonilla y Carlos Francisco Monge.
Este movimiento literario, cuya creación generó polémica en Costa Rica, llegó a España en el año 2000, cuando Albán fundó en Madrid el grupo trascendentalista de Aranjuez, que ha mantenido activo en la península bajo la coordinación de la poeta española Monserrat Doucet.
Al año siguiente obtiene los primeros reconocimientos en Costa Rica al ganar el Nacional Aquileo J. Echeverría de Poesía y el concurso Una Palabra, de la Universidad Nacional, con su poemario La voz amenazada.
Como diplomático fue ministro consejero en Madrid (1981-1983), embajador ante las Naciones Unidas en Nueva York (1983-1986), en Israel (1987-1990) y ante la Unesco (1998-2002).