Se dice que estas campanas pudieron hacerse gracias a las donaciones de diferentes personas, quienes entregaron para sus fabricaciones joyas, monedas de oro, plata, cobre, bronce y otros metales.
La aleación de todos ellos les dio un maravilloso tañido, e hizo que las hermosas campanas se escucharan a muchos kilómetros de distancia.
Sin embargo, misteriosamente cuando las trasladaban en una carreta tirada por varias yuntas de bueyes, a poco andar no hubo fuerza que lograra hacerla avanzar.
Pero el hecho más asombroso fue que cuando se decidió volverlas a su lugar, no se necesitó más que una sola yunta para hacerlo.
El campanario fue iluminado en el año 2020 gracias a una donación del Museo Casa Cano de Rere, dirigido por el periodista Hansel Silva.