Conforme el niño va creciendo ella va afianzándose en su profesión hasta llegar a contar con clientes de dinero que la conocen como Margot.
Un buen día llega el General Juan Gómez a la casa donde trabaja Margot y al conocerla se enamora de ella de manera fulminante y esa misma noche se la lleva a vivir con él.
Juan trata a su amante como a una reina, le compra una casa enorme y la llena de lujos, pero la mantiene vigilada, hasta que un buen día le retira la escolta para descubrir con quien se cartea pues sospecha que lo engaña.
Ella acepta la pena y solo pide que la dejen llevar personalmente a su hijo al orfanato.
Margarita busca infructuosamente trabajo y termina volviendo a la prostitución, pero esta vez en la calle donde poco a poco va descendiendo en la desesperación hasta convertirse en una ladrona, pero siempre con el dinero que puede conseguir hace lo mismo: enviárselo a Gualupita para que siga pagando la educación de su hijo y logre ser un gran abogado y hombre de bien.