Sus dimensiones son decimétricas, aunque en profundidad a veces, pueden superar la decena de metros.
Si las cavidades son más o menos circulares se llaman lapiaces alveolares.
En las rocas dolomíticas el lapiaz presenta muros, puentes naturales, pitones y pasillos repartidos de manera desordenada por la región.
Estas formas kársticas pueden aparecer en asociación ocupando una superficie grande y accidentada.
En algunos casos pueden alcanzar importantes dimensiones métricas y estar muy separados entre sí constituyendo macrolapiaces que definen paisajes conocidos popularmente como "ciudades encantadas", como es el caso del Mar de Piedra, en la Ciudad Encantada de Cuenca.