El pintor aragonés narra el episodio bíblico descrito en el libro de Números.
Arrepentidos, suplican a Moisés que les ayude.
Dios ordena a Moisés que haga una escultura de metal (cobre o bronce según la versión) y que los mordidos fijen su vista en ella.
Moisés, con una túnica roja, indica con su vara la acción salvadora ofrecida a los heridos.
El tema, muy difundido desde la Edad Media en el arte, fue interpretada por teólogos y artistas como la prefiguración de Jesucristo expuesto en la cruz a quién había que mirar como salvador.