La sangre de un poeta

En la primera, un artista dibuja un rostro y se sobresalta cuando su boca comienza a moverse.

Tras frotar la boca, descubre que esta se ha trasladado a la palma de su mano.

Grita que ya ha visto suficiente y vuelve a través del espejo.

En la tercera parte, algunos estudiantes están peleando con bolas de nieve.

Al darse cuenta de que ha perdido, el tramposo se suicida y los espectadores aplauden.

En la escena, hablan entre ellos y, en el momento justo, comienzan a aplaudir.