Este pequeño acto de rebeldía tiene consecuencias imprevistas sobre los jóvenes, sus padres y el equipo directivo del instituto.
Esto enfada a su profesor, y el estudiante Erik le dice que es un acto de protesta.
Erik reacciona mal, se enfada con Kurt y dispara a su monitor de tiro.
Al día siguiente, Kessler pregunta a la clase si Kurt había sido el instigador del homenaje.
Ante su negativa, son todos expulsados y pasados unos días huyen en grupo a Berlín Oeste.