La primavera (Botticelli)

Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, apodado Sandro Botticelli (Florencia, 1445-ibídem, 1510) fue un pintor del Quattrocento italiano, miembro de la llamada «segunda generación florentina», tras la primera formada por Fra Angélico, Masaccio, Paolo Uccello, Andrea del Castagno y Filippo Lippi; entre sus correligionarios en esta segunda generación destacaron Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio, los hermanos Antonio y Piero Pollaiuolo, Andrea del Verrocchio y Piero di Cosimo.

Estos artistas muestran en general un estilo suntuoso y refinado, con cierta influencia de la pintura flamenca, que se denota por un gusto burgués en el detalle y los aspectos concretos de la vida, atemperada por un clasicismo inherente a la tradición pictórica italiana.

En estas obras desarrolló un contenido iconográfico vinculado a la filosofía neoplatónica desarrollada en la Academia Platónica Florentina por iniciativa de Cosme de Médicis, integrada por filósofos, artistas y escritores como Marsilio Ficino, Giovanni Pico della Mirandola, Cristoforo Landino, Leon Battista Alberti y Angelo Poliziano.

Su serie de cuadros mitológicos para los Médici —iniciada con la Primavera— está marcada por el equilibrio espacial y una mayor consistencia formal influida por Piero Pollaiuolo.

Con su colaboración en la Capilla Sixtina se inició su fase «clásica», en la que alcanza un equilibrio pleno entre la composición naturalista y una cierta abstracción formal.

Sus últimas obras son ya completamente arcaizantes, fuera del ambiente artístico de su tiempo: Natividad mística (1501, The National Gallery, Londres), Crucifixión (c. 1500-1505, Fogg Art Museum, Cambridge).

[3]​ Esta obra fue encargada por Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, primo de Lorenzo el Magnífico, para adornar la Villa di Castello, en la campiña florentina, junto a Palas y el Centauro (c.

[4]​ Tradicionalmente se había creído que El nacimiento de Venus había sido encargada junto a las anteriores, ya que fue allí donde las contempló Giorgio Vasari años después, pero no existen pruebas documentales de tal hecho.

[6]​ Posteriormente debió trasladarse a la villa de los Médici en Castello, donde la sitúa Vasari en 1551, quien en sus Vite señala que: El cuadro estuvo en la Villa di Castello hasta 1815, fecha en que fue depositado en la Galería Uffizi.

[9]​ A la derecha del cuadro aparece Céfiro, dios del viento del oeste, en el momento en que rapta a la ninfa Cloris, vestida con una túnica transparente; sin embargo, en el momento del rapto Céfiro se enamora de la ninfa y la convierte en su esposa, instante en el que esta se convierte en Flora, la diosa de las flores y los jardines, que es la figura que aparece junto a Venus, vestida con un traje decorado con flores; en sus manos sostiene un cesto de flores que va esparciendo por el suelo.

La interpretación más verosímil es la que señala el circuito del amor de lo material a lo espiritual: el amor llega como pasión con la figura de Céfiro y se convierte en contemplación con Mercurio.

[11]​ Botticelli opta aquí por un formato monumental, con figuras de tamaño natural, y lo compagina con una gran atención al detalle.

Mientras algunas de las figuras estaban inspiradas por esculturas antiguas, estas no eran copias directas sino adaptadas al lenguaje formal propio de Botticelli: figuras de elevada estatura, delgadas, ligeramente alargadas, muy idealizadas, muy dibujadas con unas limpias líneas que marcan los perfiles, cuyos cuerpos a veces parecen artificiosamente estirados y presagian el estilo elegante y cortés del manierismo del siglo XVI.

La parte derecha está hecha de árboles doblados por el viento o por la fuerza creadora, en concreto laureles, lo que sería una alusión a Lorenzo, en latín Laurentius.

El suelo es una capa de hierba muy oscura en la que están detalladas flores típicamente toscanas que aparecen en el mes de mayo: margaritas, violetas, rosas, eléboros, viboreras, tusilagos, fresas, muscari, amapolas, acianos, jazmines, jacintos y ranúnculos.

Mercurio, como mediador entre hombres y dioses, es el guía que transporta las almas al más allá (Psicopompo).

Además, para los neoplatónicos significada el entendimiento, la razón, la revelación de los conocimientos y los misterios del universo.

[16]​ Emil Jacobsen (Archivio storico dell'arte, 1897) relacionó la obra con la muerte de Simonetta Vespucci, que aparecería renacida en el Elíseo.

[8]​ Otra interpretación en la pintura sería la de plasmar el marco político de la península itálica durante el siglo XV: según esta visión, Flora sería Florencia, Mercurio-Milán, Cupido-Roma, las tres Gracias Pisa, Nápoles y Génova, la ninfa Cloris-Mantua, Venus-Venecia y Céfiro-Bolzano.

En el fondo, se trata de una figura pedagógica que alude al conocimiento superior y a la comunión con la divinidad.

[22]​ La obra más citada como posible fuente para esta escena son los Fastos de Ovidio, un calendario poético que describía las festividades romanas.

Por esta razón, las ropas de las dos mujeres, que además parecen ignorarse, soplan en direcciones diferentes.

En cuanto a Paris, el historiador lo supone fuera del cuadro y lo identifica con la figura de Lorenzo di Pierfrancesco.

En esta obra, Poliziano se basó en los himnos homéricos, Ovidio, Horacio, Tíbulo y Lucrecio.

[25]​ Para esta obra se inspiró en los pocos restos de obras clásicas que tenía a su alcance, algunos sarcófagos, joyas, relieves, cerámicas y dibujos.

Sandro Botticelli , autorretrato en Adoración de los Magos (1475, Uffizi)
La Villa di Castello ( Florencia ) albergó el cuadro hasta 1815, fecha en que pasó a los Uffizi. Cuadro de Giusto Utens (1599-1602), Museo di Firenze com'era
Detalle de Flora
Las tres Gracias
Céfiro y Cloris