La mujer y su sombra

A la izquierda, sobre una mojonera de piedra, se lee una inscripción que anuncia la frontera entre dos mundos.

Al fondo se extiende una pantalla de papel que representa la niebla y a la derecha una linterna de piedra, semihundida en la pantalla, alumbra con débil luz.

Al mismo tiempo, llega al paraje una mujer en un palanquín, del cual desciende y se aproxima a la sombra de la mujer muerta, que va diluyéndose.

Mujer, guerrero y coro se refieren al poder de la poesía, a cuyo conjuro las cosas son.

Hablan del más allá, de esa región ignota que se extiende donde no brilla el sol de la Tierra, donde es el estío eterno, y el guerrero señala que las pequeñas moscas que las flores han atraído, no son moscas sino mariposas.

Coro y mujeres disertan después acerca del estilo del más allá de la niebla desde donde alguien nos escucha y hacia quien, según la joven, es preciso dirigirse no con las profanas palabras, sino con el canto y la música, únicos vehículos capaces de llegar hasta donde el habla humana no se comprende.

La mujer comienza a tañer un laúd, mas de pronto el guerrero la interrumpe.