El rodaje fue improvisado y aunque trataban de apegarse al guion, los arrebatos del director la llevaron a seguir diferentes caminos.
La mujer del veterinario intenta huir pero comienza a tener dolores de parto ante Narváez que la mira aún embrutecido por el alcohol.
Eleazar ignora los reclamos de su amante Yolanda y siguen su camino en busca del terrateniente.
Cuando descubren el cuerpo de Mario, el cura intenta consolar a la parturienta pero termina forcejeando con ella y Yolanda se va en un tren.
[1] Según Eduardo Marín Conde: «La manzana de la discordia es un caso realmente insólito dentro del cine mexicano.