Young, impresionado por la valentía de su adversario, decide capturarlo vivo.
A pesar de lo minuciosamente que se había preparado la emboscada, el Sultán logra escapar.
Tras infiltrarse en el campamento del Sultán, Young le pide que se rinda antes de la llegada de más tropas británicas, pero el Sultán rechaza la oferta.
En la siguiente batalla, el Sultán escapa de la carnicería, pero resulta mortalmente herido.
Reconociendo respeto por su perseguidor, el Sultán ordena reunirse con Young para pedirle que tome a su hijo pequeño como suyo.