La lección de equitación del príncipe Baltasar Carlos
[2] En un balcón se identifican con facilidad a los padres del príncipe, Felipe IV e Isabel de Borbón, junto a una niña, que podría ser la infanta María Antonia, fallecida en diciembre de 1636, con apenas dos años, y otra dama con velo que Enriqueta Harris sugiere podría tratarse de la esposa del conde-duque, Inés de Zúñiga y Velasco, institutriz del príncipe.Esta pintura la tiene hoy la casa del señor Marqués de Liche, su sobrino, con singular aprecio, y estimación».[6] Para López-Rey «No se puede considerar que todo el lienzo sea obra de Velázquez.Parece más una obra de taller, parcialmente retomada por Velázquez y que se quedó en este estado».El mismo dicho y su lección erasmista es recogido por Sebastián de Covarrubias en el emblema III, 45 de sus Emblemas morales que representa a un joven cayendo del caballo con una octava contra la adulación, a la que no se presta el caballo: «Sólo el cavallo al hombre desengaña,/ Quando sobre él no tiene brío y maña», pues, explicaba, «Carneades Cirineo, Filósofo (según refiere Plutarco) dezía, que los hijos de los Príncipes y grandes señores, ninguna otra cosa deprendían perfectamente, sino era el andar a cavallo, manejarle, y correrle; porque no estando firmes en la silla, sin respeto ninguno los arroja de sí, como aquel que no sabe hazer diferencia entre el rico, y el pobre, ni entre señor y su vasallo: todos los demás maestros los engañan, y aun a vezes les loan lo que avían de vituperar y reprehender».