A medida que la economía holandesa prosperaba y la clase media de mercaderes adinerados crecía, tales pinturas domésticas aumentaron en popularidad.
Jan Vermeer se centró principalmente en escenas con mujeres en interiores idílicos.
Jan Steen, utilizando el mismo estilo y tema escogió en cambio escenas domésticas menos bucólicas, y probablemente más realistas de la vida diaria en los Países Bajos del siglo XVII.
Algunos artistas holandeses utilizaron herramientas como la cámara oscura para ayudarles a componer sus pinturas con una perspectiva más perfecta.
El punto focal de la pintura es la hija más pequeña de la familia, una pequeña figura dorada, pues dorado es su vestido y los cabellos que asoman bajo la cofia.
A la derecha, otro de los hermanos con el más pequeño en brazos señala la chimenea explicándole cómo ha bajado San Nicolás por ella con los regalos.
Este manjar, todavía hoy disfrutado alrededor del cinco de diciembre, fue visto como un ejemplo de veneración católica a los santos y no fue aprobado por las autoridades protestantes.
Así, en 1655 en la ciudad de Utrecht se aprobó una ordenanza prohibiendo “hornear imágenes en pan o pastel”.