[3] La gerencia del Teatro Imperial ofreció un encargo a Chaikovski para escribir una ópera sobre un esquema de Ivan Vsevolozhsky en 1887-88.
Chaikovski esbozó la ópera entre enero y marzo en Florencia, en tan solo 44 días.
Mientras componía la música, Chaikovski editó frecuentemente el libreto, cambiando parte del texto y añadiendo sus propias letras a dos arias.
Chaikovski mismo escribió luego: "Fígner y la orquesta de San Petersburgo... han hecho un verdadero milagro".
Afirman que otro oficial, Herman, parece obsesionado con el juego, pero nunca apuesta, siendo frugal y metódico.
Mirando a Herman con estremecedora intensidad, las dos mujeres se dan cuenta de que lo han visto antes.
Cuando Yeletski y las mujeres se van, Herman se pierde en sus pensamientos, al tiempo que otros oficiales hablan de la Condesa: también conocida como la Dama de Picas, ella tuvo éxito en el juego en su juventud intercambiando favores amorosos para obtener la fórmula victoriosa del Conde St.
Meditando sobre las tres cartas mágicas, los otros sugieren con ligereza que semejante combinación resolvería los problemas de Herman.
Escena 2 En casa, Lisa toca la espineta mientras ella y su amiga Pauline cantan un dúo sobre la tarde en el campo.
Sus amigas le piden oír más, de manera que Pauline empieza a cantar una balada triste, seguida por una canción para bailar.
Herman recibe una nota de Lisa, pidiéndole que se encuentre con ella más tarde.
Lisa le entrega a Herman la llave de la habitación de su abuela, diciéndole que la anciana no estará allí el día siguiente, pero Herman insiste en ir esa misma noche.
Al final él aparece, pero después de murmurar unas palabras tranquilizadoras, empieza a parlotear salvajemente sobre la Condesa y su secreto.
Dándose cuenta de que todo está perdido, ella se suicida.
Sentándose para jugar, quedan sorprendidos cuando llega Herman, enloquecido y ausente.
Yeletski intuye una confrontación y le pide a Tomski que sea su padrino si al final acaba produciéndose un duelo.
Apuesta al tres y gana, disgustando a los otros con su expresión maníaca.
En este momento, toma una copa de vino y declara que la vida es solo un juego.
Herman apuesta al as, pero Yeletski le enseña la carta ganadora — la dama de picas.
una cita del Acto III de la ópera, se convirtió en un proverbio en ruso.