En ese momento, Santa Ana se lo arrendaría a Ignacio Escobar, cesión que solo duró un año, pasado el cual, Santa Ana trasladó su redacción a un edificio propio en la calle del Rubio.
La publicación, cuya última página estaba reservada para publicidad,[2] alcanzó gran popularidad desde su inicio como periódico «noticiero» y fue el primero en ser voceado por las calles bajo el popular apelativo de «La Corres».
Tenía el propósito de «contar a los españoles, al ponerse el sol, lo que había pasado en el mundo desde el amanecer».
Pero tras el desastre colonial del 1898 fue perdiendo lectores, igual que el resto de periódicos madrileños.
En 1906 fue nombrado director el redactor Leopoldo Romero, que escribía bajo el seudónimo «Juan de Aragón» y se propuso revitalizar el viejo diario influenciado por el éxito de ABC.