Es una obra en la que se puede encontrar toda la gracia del sainete madrileño, remozada con personajes traídos de la Galicia rural que tanto habían hecho las delicias en los escenarios madrileños desde finales del siglo XIX.
El padre Negreira aprovecha para sondear en la vida de Gervasio, descubriendo que no está casado.
Tras preguntarle, ella despacha a ambos, contestando que no está intersada por ninguno de los dos.
Mariano va al mercado, preocupado por su mujer, la cual se muestra muy miedosa de quedarse sola.
Llegan de visita Gervasio con el Padre Negreira, para ver como va Rosiña con su nueva vida en Madrid.
Forcejea con ella e intenta hacerla entrar en razón sobre su fuga, da la voz de alarma y todos entran en la sala, viendo la escena.
Aparece Rosiña, cansada y triste, buscando a su tío, al que no ve en ninguna parte.
Se sienta en la puerta de una taberna, para esperarlo, cayendo rendida del cansancio.
Gervasio al verla, la despierta y le pregunta la razón de estar ahí.
A ella asisten todos los vecinos que bailan, y beben animadamente.