En esta ocasión, Brochant todavía no ha encontrado a ninguno, por lo que se deja aconsejar por un amigo, que le recomienda a François Pignon, un funcionario del Ministerio de Hacienda cuya afición es construir maquetas de edificios con cerillas.
Pierre Brochant, editor parisino, asiste a una "cena de idiotas" semanal, en la que los invitados, que son empresarios parisinos de moda y prominentes, deben llevar a un "idiota" inadvertido.
Pignon siente pasión por construir réplicas con cerillas de monumentos famosos como la torre Eiffel.
Brochant casi consigue reconciliarse con Christine cuando Pignon la llama para contarle todos los esfuerzos que ha hecho Brochant ese día para enderezar su vida, incluyendo romper con su amante, reconciliarse con su mejor amigo, y querer enmendar su situación con ella.
La película termina con Brochant culpando nuevamente a Pignon de haber arruinado su vida.