Es «húmeda, no exenta de podredumbre» y hay en ella «un cierto olor a ratas».
A mediados de noviembre, Patty plantea dejar la casa «total y únicamente en nuestras propias manos» y vivan sin sirvientes, a excepción de Bottles, el caballerizo, un hombre sordo que por consiguiente no siente ningún temor ante los ruidos.
[1] A finales de noviembre llegan siete amigos y se sortean los dormitorios.
Patty se queda en su habitación, y a John le toca el dormitorio de un fantasma aparentemente muy molesto, el del amo B., donde suena sin cesar la campanilla del servicio hasta que John tiene la brillante idea de quitar la campana.
La mejor amiga de Patty, Belinda Bates, «una joven deliciosa, amable e intelectual» ocupa la habitación del cuadro.
A algunos de los huéspedes los fantasmas les cuentan su historia, mientras que otros tienen experiencias extracorpóreas.