En la Francia del siglo XVII se dieron dos principales corrientes pictóricas, el naturalismo y el clasicismo.
Este cuadro, datado generalmente en los años 1630, es una obra de juventud, perteneciente a una etapa en la que el artista mostró una clara influencia del caravaggismo italiano.
Posteriormente se supo que el cuadro había sido reconocido en 1942 en una monografía del artista por un prisionero de guerra francés como perteneciente a la colección de su tío; al terminar la guerra lo hizo examinar por un experto, quien adjudicó la obra a La Tour y lo comunicó al Museo del Louvre, pero el marchante Georges Wildenstein superó la oferta del museo y adquirió el cuadro, manteniéndolo en su poder durante diez años, hasta que fe adquirido por el MET.
Pese a todo, la mayoría de expertos cree auténtica la obra expuesta en Nueva York.
Cerca de estos colegios solía haber tabernas y burdeles que frecuentaban los estudiantes.
Podría ser que los tres formasen parte de una misma serie, quizá dedicada a la parábola del hijo pródigo que, según el Evangelio de Lucas (capítulo 15, versículos del 11 al 32), «partió a un país lejano y perdió su fortuna en una vida disipada».