La historia se inicia con una partida venturosa, pero luego seguida de fuertes tormentas.
Es ahí cuando la tripulación ve a un albatros, augurio de buena suerte.
La tripulación se inquieta, culpando al marino de un futuro desastre.
Estos juegan con los dados la vida de la tripulación, siendo la muerte-en-vida quien gana el alma del marinero.
Después de esta liberación, el marino es rescatado del barco varado donde se encontraba para luego ser perdonado por un ermitaño, poniéndole como penitencia el relatar su historia donde quiera que vaya.