El cuadro omite el elemento esencial que permite identificar al primer vistazo una Anunciación: el Arcángel Gabriel.
[5] María mira fuera del marco, delante de este : ella no se fija, no obstante, en el espectador, sino en el mismo arcángel Gabriel.
Un espectador frontal del cuadro está, efectivamente, en la obligación, para interpretar correctamente lo que muestra el cuadro, de imaginar a éste, ya sea que se mantenga de pie, o de rodillas a la izquierda, a su lado.
La representación igualmente muy simple de la Virgen se opone a las habituales, que la presentan envuelta en un lujoso brocado,[7] o sobre fondo de oro : Antonello la representa en el momento de la Anunciación como una mera mujer judía sorprendida por el anuncio.
[6] La sencillez de la concepción de la ropa, con poco brocado, constituye una anticipación histórica del arte del Alto Renacimiento.