Este sitio era operado por Santiago Meza López conocido como “El Pozolero”, parte de la cadena operativa del cártel de los Arellano Félix y bajo el mando del lugarteniente Teodoro García Simental, encargado de desaparecer personas sin vida con la técnica casera de disolución con químicos.
Sin embargo, ese predio de Ojo de Agua que había sido escenario del crimen y de aquella rueda de prensa fue abandonado por las autoridades, dejando la fosa abierta y quedando expuesta la masa orgánica ahí contenida; tampoco se realizaron los trabajos forenses o de laboratorio para buscar posibles coincidencias de ADN, ni hubo avances en las investigaciones para encontrar los otros dos predios en los que “el pozolero” confesaba haber dejado más restos.
[4]“La Gallera” fue llamada así pues en años anteriores a que este predio sirviera como casa de seguridad y extermino, albergaba un criadero y un pequeño redondel de peleas de gallos, por lo que su estructura conserva este diseño arquitectónico que ha sido rehabilitado e intervenido en diferentes momentos.
[5] Familiares y vecinos acompañados de esta comunidad universitaria llevaron a cabo diversas acciones encaminadas a: evocar el recuerdo de lo sucedido pero en un sentido de sanación, de reconstruirlo para cambiarlo por otro sentimiento, a marcar e intervenir los diversas zonas del predio y generar espacios para el encuentro, la reflexión y la difusión de los esfuerzos colectivos por resignificar ese espacio.
Los tres periodos de excavación se concentraron en la parte del fondo del predio, detrás de la llamada “cocina” donde en apariencia el grupo encargado en desintegrar los cuerpos lanzaba los restos óseos que no se disolvían del todo y que no serían conducidos a las fosas.