[2] Durante la segunda mitad del siglo diecinueve, la fábrica producía anualmente 12,000 piezas de manta, valuadas en $42,000.00 Pesos mexicanos; contaba con 41 trabajadores (25 hombres y 16 niños), quienes recibían un pago por jornada de 12 1/2 centavos a 1 peso.
Ya empezado el siglo veinte, la fábrica abastecía al mercado local con mantas, mezclillas y rayados.
La prosperidad que generaba esta compañía, llegó a otorgarle el apodo popular de "pequeño paraíso" al poblado.
[3][4][5] Muchos habitantes de ciudades y poblaciones cercanas, visitaban la fábrica como atractivo turístico.
En este pueblo, había gente despierta las veinticuatro horas: También dependía en gran medida del uso de leña para diversas tareas.