Se suele denominar lírica germanesca a la poesía compuesta en jerga de la delincuencia, llamada germanía o jerigonza, en los siglos XVI y XVII, frecuentemente divulgada a través de pliegos de cordel.
También puede considerarse parte de esta lírica, por extensión, en los siglos XVIII y XIX, a los frecuentemente anónimos romances de guapos.
Tenía sus propios subgéneros, como la jácara o el romance de guapos (véase Bandolerismo), y había un subgénero teatral que le estaba consagrado dentro del entremés.
Pero los llamados romances de guapos seguían magnificando las hazañas de bandoleros famosos, como el guapo contrabandista y bandolero Francisco Esteban.
En el siglo XIX esta literatura se dedicó a ilustrar las hazañas de los últimos bandoleros, como Luis Candelas, José María "el Tempranillo" o los siete niños de Écija.