Lípido de membrana

Por otra parte, los lípidos actúan como barrera al flujo de moléculas grandes o polares.Casi todos los lípidos de membranas son pues anfipáticos, exceptuando unos muy pocos ácidos neutros.Esta regulación debe ser precisa para que no se detengan los procesos de transporte o enzimáticos, ya que se pueden detener si la viscosidad aumenta o baja más allá de un nivel límite.Este hecho se debe a que las cadenas largas muestran una mayor asociación entre sí.[1]​ Cuando las cadenas son más cortas, se reduce pues la interacción entre los grupos alquilos de los lípidos.Las membranas con lípidos poco insaturados son muy rígidas, ya que las cadenas hidrocarbonadas interaccionan fuertemente entre ellas.Del mismo modo, los dobles enlaces rebajan el empaquetamiento de los lípidos gracias a su “doblez”.[5]​ Esto resulta especialmente relevante a bajas temperaturas, situación en que la fluidez general de la membrana se ve reducida.La asimetría entre capas puede ser absoluta, cómo en el caso de los glucolípidos, que siempre se sitúan en la monocapa no citosólica, o no absoluta, como es el caso de los fosfolípidos.La mayoría de los fosfolípidos cargados negativamente se sitúan en la cara interior (fosfatidilserina y fosfatidiletanolamina) mientras que los fosfolípidos cargados positivamente como la fosfatidilcolina y la esfingomielina se encuentran en la cara exterior.Cada fosfolípido tiene su tarea y su posición es adecuada para realizar la función que le caracteriza.Sin embargo, gracias a las flipasas, estas localizaciones son dinámicas y pueden ir cambiando.En efecto, la membrana plasmática contiene microdominios enriquecidos en algún lípido como pueden ser esfingolípidos o colesterol.En las membranas biológicas hay gran variedad de lípidos, pero se pueden clasificar en cuatro grandes grupos.Empresas como Lipoid, Avanti Polar o VAV Life Sciences[6]​ producen comercialmente fosfolípidos purificados, para los cuales se han encontrado aplicaciones en la nanotecnología y la ciencia de los materiales.Luego se añaden restos aminoalcoholes a la molécula mediante enlaces éster con el grupo fosfato.Por otro lado, el fosfatidilinositol, localizado en la cara citosólica, es muy importante en algunos procesos como el anclaje de proteínas, aunque se encuentre en proporciones bajas.[2]​ Además, estos fosfolípidos son imprescindibles para la señalización celular, ya que al recibir alguna señal del medio extracelular, las fosfolipasas cortan fragmentos de fosfoglicéridos, que actúan entonces como señales en la célula misma.El esfingolípido más habitual en las membranas es la esfingomielina, que se encuentra en las vainas de mielina.En las células epiteliales, el glicocáliz es imprescindible para mantener un nivel fisiológico del pH intracelular.Por otro lado, los glicolípidos están implicados en procesos de reconocimiento celular e interaccionan con el medio extracelular.Siempre llevan uno o más residuos de ácido siálico (NANA), que les proporcionan una carga negativa.El colesterol está presente en ambas capas de la membrana que recubre a la célula.El colesterol, por su estructura en “silla”, es más voluminoso y altera la organización regulada de la membrana.Los glicoglicerolípidos son lípidos compuestos por una molécula de glicerol unida a dos ácidos grasos y un resto azúcar por esterificaciones.
Fosfolípidos organizados en liposomas, micelas y bicapa lipídica.
Estructura de un fosfoglicérido.
A: fosfatidilcolina; B: fosfatidiletanolamina; C: fosfatidilserina; D: Fosfoglicérido con cabeza polar(1) y colas apolares(2).
Estructura de un esfingolípido.
Esfingomielina con la esfingosina en negro, la fosfocolina en rojo y el ácido graso en azul.
Estructura molecular de un esfingoglicolipido.
Estructura del colesterol.
Estructura molecular de un glicoglicerolípido.