Estuvo vinculado al Bayern Múnich desde su fundación en el año 1900, cuando recaló en las filas del segundo equipo para jugar como guardameta.
[2] En 1939 huyó de Alemania para exiliarse en Lausana durante ocho años, perdiendo su casa y a tres hermanos en el Holocausto.
[4] En 1943, mientras el dirigente presenciaba en Ginebra un amistoso entre el Bayern y la selección suiza, fue saludado por varios futbolistas bávaros que le identificaron.
[4][5] Aquel gesto no gustó a la Gestapo, que había impulsado una purga en la directiva y vigilaba estrechamente sus actividades, incluyendo el nombramiento de un dirigente nazi.
[2] En el siglo XXI se han desarrollado trabajos para reivindicar la figura de Landauer, entre ellos una biografía oficial y una película.