El cañón curvado incluía mecanismos de puntería periscópicos para poder disparar a cubierto desde una esquina.
Además de su corta vida útil, otro problema era que la curvatura hacía que las balas se resquebrajen y salgan del cañón en múltiples fragmentos, creando un efecto de escopeta no deseado.
También se añadió un escudo triangular para prevenir que los gases ensucien el espejo o los lentes.
Por lo que se instaló el Krummlauf en un fusil StG 44 y los tripulantes del cazatanques lo emplearon como una ametralladora.
En la Unión Soviética se llevaron a cabo experimentos para adaptar el Krummlauf al subfusil PPSh-41.