Se considera que los kondh son una etnia descendiente de los protoaustraloides.
Los kondh son expertos de la vida en el campo y muestran una gran adaptabilidad a su entorno forestal.
No obstante, debido a los cambios en la educación, las instalaciones sanitarias, irrigaciones, las plantaciones, las megaobras de desarrollo, minas y plantas industriales, su forma tradicional de vivir, sus costumbres de organización política y económica, sus normas, sus valores y su visión del mundo están cambiando dramáticamente.
Se les llama dongria o habitantes de donger (“colina” en oriya) y les encanta vivir en las montañas debido a su economía y cultura.
La característica más destacada de los dongria kondh es que se han adaptado a la horticultura y cultivan en abundancia piñas, naranjas, cúrcuma, jengibre y papaya.
Las mujeres tienen mucho valor por su contribución tanto fuera como dentro de la casa.
Por eso tanto los hombres como las mujeres llevan horquillas, pendientes, anillos para el cuello, anillos para las manos hechos de latón, hierro e hindalyum fabricados por ellos mismos o adquiridos en los mercados locales.
A su panteón pertenecen tanto dioses hindúes como los suyos propios.
Para el control social de la comunidad y a nivel regional (Muttha) existen líderes religiosos hereditarios como el mondal (líder secular), el jani (líder religioso), el bejuni (hechicero) y el barik (mensajero).
[2][3] En 2008 Survival International, el movimiento mundial por los pueblos indígenas, lanzó una campaña en apoyo a la lucha de los Dongria Kondh y publicó un cortometraje con el título La Mina: historia de una montaña sagrada, que retrata su difícil situación.