Kintsugi

[1]​[2]​[3]​ La historia del kintsugi (en japonés ‘carpintería de oro’) se remonta a finales del siglo XV, cuando el shōgun Ashikaga Yoshimasa, envió a China dos de sus tazones de té favoritos para ser reparados.

El resultado no fue de su agrado, así que buscó artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convertida en arte.

[2]​ Si bien el proceso está asociado con los artesanos japoneses, la técnica ha sido aplicada a piezas de cerámica de otros orígenes, entre ellos China, Vietnam y Corea.

Para aplicar la laca, se usa un pincel de kebo o makizutsu.

Al terminar el proceso, la pieza vuelve a la vida repleta de cicatrices brillantes.